Obras para piano y violín
G. Laurenceau
L. de Ratuld
Sonate en la mineur, 1921 Oisillon bleu, 1927 Rêve, 1925 Nocturne, 1950 Légende, 1923 Cinq Aquarelles: Bretagne Vision Ronde Berceuse Intermède Chant élégiaque, 1950 Prière à Marie, 1949
Diverdi
Josep Pascual | […]Ahora podemos reconocer en él a un compositor de interés cuyo rescate se impone dado que, según lo que escuchamos en este compacto, merece mucha atención. […]Música muy personal, en ningún momento meramente epigonal pero tampoco un prodigio de audacia; ni conservadora ni vanguardista, y original a su manera, en una línea que entronca con las muchas personalidades aisladas que han ido salpicando la historia musical del siglo XX, compositores que, como Durosoir, ni miraban atrás ni hacia adelante, y quizá sí hacia adentro. […] |
Cuartetos de cuerda
Quatuor Diotima
Cuarteto n°1 en fa menor (1920) 1 Allegro moderato 2 Scherzo 3 Adagio 4 Final
Cuarteto n°2 en Re menor (1922) 5 Andante espressivo - Allegro agitato 6 Berceuse 7 Energique
Cuarteto n°3 en Si menor (1934)
8 Ferme et passionné
9 II
10 Final
Diverdi
Jean Marie Viardot | […] Sorprende al escuchar estas obras -de densa elaboración, refinadas texturas sonoras y minucioso encaje contrapuntístico- lo alejado que su autor se muestra de lo que entonces era norma entre los músicos franceses de la época. Ni heredero de los impresionistas, ni epígono de la escuela franckista, ni próximo a los jóvenes neoclásicos que entonces surgían con fuerza, Durosoir, alumno de Tournemire y amigo de Caplet, se muestra tan independiente y, en cierta medida, extemporáneo, como ellos. […] atmósferas desoladas, casi depresivas, que harían pensar en Shostakovich; afiladas sec uencias rítmicas (el comienzo del Cuarteto nº 3, por ejemplo) deudoras de Stravinski y sutiles efectos tímbricos (glissandos, sordinas, pizzicatos, sul ponticello) que remiten inmediatamente a su coetáneo Bartók. Y todo ello envuelto en un manto de interioridad austera y descarnada que no deja de recordarnos al Fauré más secreto, el de sus raras veces escuchadas obras finales. […] |
Jouvence Jouvence y otras piezas de cámara.
Ensemble Calliopée
Direction Karine Lethiec
1. Jouvence, fantaisie pour violon principal et octuor: I. Prélude, Allegro giocoso 11:42
2. Jouvence, fantaisie pour violon principal et octuor: II. Aria 2:30
3. Jouvence, fantaisie pour violon principal et octuor: III. Introduction, Marche funèbre et Final 6:55
4. Caprice pour violoncelle et harpe 8:43
5. Berceuse pour flûte et piano 6:09
6. Incantation bouddhique pour cor anglais et piano 4:12
7. Vitrail pour alto et piano 4:22
8. Au Vent des Landes pour flûte et piano 3:57
9. Quintette pour piano et cordes: I. Nerveux et très rythmé – Nostalgique et agité 10:38
10. Quintette pour piano et cordes: II. Nocturne 6:12
11. Quintette pour piano et cordes: III. Final 7:48
Diverdi
Juan Manuel Viana | Tras los dos volúmenes anteriores, dedicados respectivamente a su obra para violín y piano y para cuarteto de cuerda, la tercera entrega que Alpha dedica al, hasta ahora, olvidado Lucien Durosoir (1878-1955) nos permite acceder a siete páginas de cámara, dos de ellas de dimensiones relativamente ambiciosas, concebidas para instrumentos muy diversos. De lo más viejo (Jouvence, 1921) a lo más joven (Incantation bouddhique, 1946), la inspiración de quien fuera eminente violinista y casi secreto compositor despliega sus alas en múltiples frentes. En la extensa página de los años veinte, concebida para violín principal y octeto (quinteto de cuerdas, flauta, trompa y arpa), es un soneto de José-María de Heredia perteneciente a su libro Les Trophées (1893) ?aquel que evoca las conquistas de Juan Ponce de León? el que suministra la base argumental a una música enigmática que combina la luminosidad con la contemplación e, incluso, la ironía. [...] “la idealización del héroe operada por el poeta ya no le conmueve; la búsqueda de la Fuente de la Juventud y el descubrimiento de Florida le dejan indiferente”. En la casi siempre elegíaca atmósfera de Caprice para violonchelo y arpa (1921) parece planear todavía el triste recuerdo bélico. Un tono agridulce, como de dicha contenida que sólo en ocasiones se ve iluminada por el leve destello de un rayo de sol entre oscuros nubarrones de tormenta, es el que domina el discurso del breve Vitrail para viola y piano (1934) y, también, de la nostálgica Berceuse para flauta y piano (1934), tierna canción de cuna fúnebre compuesta por Durosoir en los días que precedieron a la muerte de su madre y que el músico empleará de nuevo en 1950 para su Chant élégiaque, escrito en memoria de la joven violinista Ginette Neveu, fallecida en un accidente de avión en las islas Azores. Si en Au Vent des Landes, también para flauta y piano (1935), Durosoir describe, entre el murmullo y la estridencia, el agreste paisaje de la costa suroccidental francesa, en la ya citada Incantation bouddhique para corno inglés y piano el músico evoca por primera y única vez en toda su trayectoria creadora la espiritualidad oriental. Dos décadas antes, en enero de 1925, el músico concluía en Nyons su Quinteto en fa mayor para piano y cuerdas, la partitura más extensa de este registro, en la que de nuevo muestra Durosoir su querencia por la irrupción de una gestualidad dramática, violenta incluso, en el curso de amplias secuencias dominadas por una introspección austera, ensoñadora, a veces desolada, servidas siempre por una tímbrica original y plena de refinamiento (escúchese el fragmento del Nocturne central en el que el compositor anticipa, en la voz del violonchelo, el tema que dos años después dará sustancia al Blues de la sonata para violín y piano de Ravel). Como en las entregas previas, Alpha ha confiado en los mejores intérpretes posibles para estas desconocidas obras. En manos del Ensemble Calliopée, bajo la dirección artística de Karine Lethiec, Lucien Dorosoir se ofrece como lo que es: uno de los músicos franceses más originales e independientes de una época especialmente pródiga en nombres decisivos. |